"Terapia de Conciencia Expandida"
una terapia del alma


Nuevo testimonio - octubre 2006

Somos una familia bien constituida, mi marido Ricardo, mi hijo mayor Damián (15), quien escribe Sonia y mi hijo menor Leandro (11), con quien hemos vivido once años les podría llegar a decir mal e incluso era como que nos faltaba un integrante de la familia, lo queríamos ayudar y no sabíamos como.

Bueno Leandro era un niño que “No Comía” es decir un chiquito que comía papas fritas, arroz blanco, papa blanca y siempre la leche con su pan con dulce; pero nunca verduras, frutas, carnes, etc. Fue creciendo hasta que nos dimos cuenta que con esas comidas no solo tenía una mala alimentación sino que se le cerraba el circulo social es decir, no podía salir al centro a comer con sus amigos, ir de campamento con el club, compartir almuerzos, cenas fuera de casa con todos nosotros, un domingo ir a comer a lo de sus abuelos, una pesadilla.

Todos nosotros teníamos incorporado que no comía y sabíamos que iba a pasar hambre, entonces él esquivaba de salir, de ir a dormir a la casa de un compañero, etc. Su círculo social se iba cerrando, y para nosotros la preocupación es que se hacia cada vez mas grande.

Nosotros lo queríamos ayudar, pero no lo conseguíamos, el quería salir de su problema y no podía, imagínense familiarmente estábamos todos mal, era una pelea constante, con él y entre nosotros.

Somos de General Pico LA PAMPA, en vacaciones de invierno lleve a mis hijos a Buenos Aires y de antemano diciéndole que iba a hacer una terapia diferente, porque él hacia terapia tradicional y siempre estuvo de acuerdo porque quería salir de su problema. Por el testimonio de mis sobrinas que viven en Capital hizo que me interesase por la terapia que hace Viviana.

Damián y yo, estuvimos diez días acompañándolo; el primer día salio diciendo yo voy a poder , al segundo y tercer día probó por primera vez empanadas de roquefort y de tomate con albahaca, al cuarto día hamburguesa con tomate, y al quinto día pizza, sopa, quesos, y así siguió, empezándonos a sorprender con cosas diferentes, nos hacia ir de emociones en emociones por el cambio tan rápido que había tenido, de poder compartir una mesa los tres y pedir para comer lo mismo, cosa que lo hacia muy FELIZ, llamaba por teléfono y le contaba a su papá, lo que le estaba sucediendo, era una alegría tras otra.

Como mamá tuve que entender los hábitos: desayuno, almuerzo, merienda y cena; porque digo esto, porque él antes no comía y yo se lo solucionaba con una leche chocolatada con pan y dulce. En lo que respecta a su hermano, entender que iba a tener muchos altibajos, y todo esto con mucha voluntad de cada uno de nosotros, para no estar pendiente de lo que hacia en la mesa, si comía o no y todo esto lo llevo a tomar conciencia, de sentirse bien, integrado, y por sobre todas las cosas feliz de ser una persona que se tiene en cuenta a la hora de comer.

Cuando regresamos a La Pampa empezamos a compartir la mesa con su papá, por fin los cuatro juntos, sin que fuera una molestia para mí. Tener que hacer comida diferente, sin que fuera una pelea entre nosotros como pareja y después con él. Comenzaron las emociones con su padre y a darnos cuenta todos que Leandro, no es que no quería estar bien, es que no podía.

Sus abuelos lo invitaron a comer a él solo, vino con una felicidad que explotaba de emoción, nos la hizo notar a cada uno de nosotros, no se quieran imaginar lo que fue para sus abuelos compartir una mesa que estuvieron once años esperando ese momento.

Hoy Leandro tiene un crecimiento no solo espiritual, si no como una persona integra. Y nos hace sentir bien porque el se siente bien, nos dice que no tener el pecho oprimido es sensación de estar bien; aliviado. Era una carga que tenia en su vida.

La felicidad, la emoción y el amor que hoy sentimos es tan inmensa que nos miramos y nos damos cuenta que recuperamos a ese integrante que nos faltaba.

Todo esto gracias a Viviana, que pudo primero entenderlo a él y después a nosotros como familia.

Para Leandro decir VIVIANA es sinónimo de sentirse bien, agradecido de decir “SOY FELIZ”

LEANDRO, DAMIAN, RICARDO, SONIA

GRACIAS

Estas fueron nuestras mejores vacaciones, nos hemos sentido muy felices……!!!

TRES MESES DESPUES...

Leandro vuelve a tener una consulta con Viviana porque le faltaba definitivamente comer carne, pollo y pescado, ahí termina de cerrar su historia.

Consistió exclusivamente en su vida pasada donde pudo ver a su otra familia comiendo y él era el único que se descomponía (envenenado) sintió los síntomas, luego se vio muerto, por este episodio, ahí dejo su otra vida.

Dos días después en casa los cuatro comimos churrasco con tomate y el logro comer carne que tanto anhelaba, le explicamos entre todos que el ahora tiene una familia que lo ama y que no dejaría que nada le pasara, lo entendió y a partir de ahí sale a comer asado con su abuelo, disfruta una buena comida.

Nosotros como familia estamos maravillados, y no tenemos palabras de agradecimiento para Viviana, nos trajo la felicidad al hogar, que mas podemos pedir por todo esto mil gracias, gracias y muchas gracias.

FAMILIA DE LEANDRO CAROSIO / Gral. Pico - LA PAMPA

Top Arrow

Seguime en Facebook

facebook

Testimonios

Lorena Grondona (29) Mayo 2007

Bueno, cómo llegué al consultorio de Viviana?

Porque llegué a un punto donde necesitaba ayuda o guía de alguien...

María del Carmen

Estoy contenta de haber estado porque la película me hizo ver que tengo que ser positiva, me enseño que tengo que hacer, como pensar y que tengo que valorar lo que soy.

Tapping

tapping